El trabajo de los más chicos, haciendo lo más grande: "Al rescate de la Aduana vieja"

Fecha: 31/10/2014

La delegación de la Dirección Nacional de Aduanas que visitó a los niños y la maestra, de la clase de 2do año de  la Escuela Nº 9 de la Charqueada, fue inundada de afecto, alegría y  lo mejor, recibió una clase de historia: la historia de la Aduana de la Charqueada.

El miércoles 29 había alerta naranja para todo el Uruguay, sin embargo en la Charqueada, un pequeño poblado de 1800 habitantes ubicado a las orillas del río Cebollatí, en Treinta y Tres, el sol se encontraba bien alto y los niños y niñas de gorro no parecían afectados por el calor cuando parados en fila en el patio de su Escuela esperaban a los visitantes.

Esos mismos chicos, su maestra, Laura, y los demás funcionarios de la Escuela, se encontraban entusiasmados y serviciales con el equipo que había llegado para conocer de cerca su trabajo.

La historia

En el marco del Club de Ciencia, un proyecto del MEC al cual se presentan y participan niños y jóvenes de todas las escuelas y liceos del Uruguay, Laura reconoció la oportunidad de trabajar en un proyecto que alimentaría la identidad y reconstruiría parte de la historia local. 

Fue así que los niños, guiados por su maestra, descubrieron que había un lugar especial en su localidad que se encontraba desprotegido y maltratado por los lugareños: la vieja aduana. El proyectó comenzó con una investigación que los niños sentados en su salón de clase le contaron al equipo de Comunicación Institucional, que había llegado para conocer, escuchar y aprender.

Dada la investigación de campo, los escolares descubrieron que el lugar abandonado desde 1983 era utilizado por los más jóvenes como un espacio de encuentro y también, ocasionalmente, de vandalismo. Muchas pistas habían encontrado que lo decían: preservativos, grafitis y cajas de cigarrillos.

Manos a la obra

Laura y los niños encontraron apoyo de algunas madres, quienes ayudaron con la primera decisión que el grupo tomó: limpiar el lugar.Pero faltaba algo, el lugar carecía de identificación, por lo que la segunda acción fue conseguir un cartel identificatorio que hiciera justicia al lugar donde durante muchos años había funcionado la Aduana de la Charqueada. 

Así, actualmente, al acercarse al edificio uno lee en letras bien grandes:

Edificio histórico de la localidad

Aquí funcionó una aduana

1910 – 1983

 

Dinorah

La hija del último funcionario que había trabajado en la Aduana de la Charqueada, por 38 años, Dinorah Banega, también conversó con el equipo de la Aduana.  Con la nostalgia de ser la persona que vivió en un lugar ahora abandonado, pero que niños luchan por rescatar, contó que ese lugar configuraba algo muy importante para ella. Había vivido 30 años junto a su padre y el resto de su familia, hasta que su padre falleció.

La ida de su padre significó no solo el cambio de vida de Dinorah y su familia que se mudaron, ya que vivían en una casa contigua al edificio de la administración, sino también el cierre del edificio histórico, en 1983.

Reconocimiento

El proyecto “Al rescate de la Aduana vieja” ganó una mención en el Club de Ciencias que es organizado por el Ministerio de Educación y Cultura y donde participan niños de todas las Escuelas del país. Por eso, algunos alumnos y Laura estuvieron en Montevideo la primera semana de octubre, cuando participaron del encuentro de Club de Ciencias que fue llevado a cabo en el LATU.

Aprovechando su visita a Montevideo, fueron invitados a la Dirección Nacional de Aduanas donde también fueron reconocidos. En el mismo día que los funcionarios de la institución festejan su día, el 1º de octubre, Malena, Maia y su maestra Laura participaron de los festejos y recibieron una medalla en reconocimiento del trabajo de todo el grupo de 2do año.

Lo mejor está por venir

La Dirección Nacional de Aduanas aplaude este tipo de iniciativa donde los niños guiados por los más grandes encuentran un espacio para trabajar por la historia de su lugar, la historia de toda una comunidad.

Pero el desafío recién comienza y el camino debemos transitarlos juntos. Asumir el compromiso de recuperar el edificio para la Charqueada, para su gente, para los niños que esperanzados y alegremente han decidido soñar con que nada es imposible si se involucra el corazón.

Seguramente el futuro nos encontrará en esa tarea conjunta tan noble y dignificante. Sigamos preparando la siembra. A su esfuerzo, alegría, y a Laura, una maestra sin igual, las felicitaciones de parte de la Dirección Nacional de Aduanas.

 


 

 

 

 




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